Entre los meses de mayo y octubre, las arenas de las Lençóis Maranhenses, en Brasil, se transforman en una especie de desierto inundado. Una vez que pasa la estación seca, las lluvias forman decenas de estanques entre las dunas, generando un efecto realmente espectacular.
Como explican en el blog Visión Beta, “las lluvias pueden alcanzar en un año récord los 1.600 mm, casi 300 veces lo que llueve en el Sahara. Los lagos, atractivo para el turismo, son un lugar ideal para darse un chapuzón, y aconsejan visitarlos embadurnados en protector solar”.
Fotogalería: El desierto inundado
Link: El único desierto que se inunda (Via menéame)