sábado, 8 de marzo de 2008

Grafitis en el infierno

Las calles del barrio marginal de Kibera, en Nairobi, amanecen cada mañana sembradas de grafitis que piden el fin de la violencia. Sobre los esqueletos de los coches o en las ruinas de las casas, aparecen a diario mensajes como Dejad de mataros” o “Kenia necesita paz que tratan de sacudir la conciencia colectiva y frenar la sangría que ha costado la vida a más de un millar de personas.

Como si se tratara de un héroe justiciero, el autor de las pintadas deja siempre una pequeña firma al pie de sus trabajos: “Solo 7”. No hay rincón de la ciudad, o edificio derribado, que no aparezca con uno de sus mensajes. En su mente, una idea se repite de manera obsesiva: llamar a los keniatas a detener las matanzas desatadas tras las elecciones de diciembre.

Como suele suceder en estos casos, los periodistas han encontrado a Solo 7 y le han puesto cara e identidad. Se trata de un joven de 31 años llamado Solomon Muhandi, que se ha dedicado a recorrer la ciudad extendiendo su particular forma de expresión.

Armado con una brocha y una lata de pintura, Muhandi ha llenado las calles de Kibera de mensajes pacíficos por pura convicción. Desprecoupado, y mientras remata uno de los mensajes que acaba de firmar, el artista confiesa el motivo que le lleva a pintar sin parar: “Los símbolos hablan más altos que nuestras voces”, asegura. Y un segundo después vuelve a mojar el pincel.

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