Desde finales de 2003, los propietarios de un rancho de Lafayette, en California, llevan su particular recuento de los soldados estadounidenses muertos en Irak. Durante los últimos cinco años han colocado una cruz en esta colina por cada militar fallecido y actualizan la cifra de muertos cada día.
Los dueños del rancho son dos ancianos de 80 años, Louise y Johnson Clark, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, que pretende rendir un homenaje a sus compatriotas muertos durante la invasión.
Desde el inicio de la guerra de Irak, de la que esta noche se cumplen cinco años, han fallecido alrededor de 4.000 soldados norteamericanos. Según el recuento llevado a cabo por Iraq Body Count, que solo cuenta los fallecidos que aparecen en los medios de comunicación, ya son 90.000 los civiles iraquíes muertos desde que comenzara la guerra. Para rendirles homenaje, harían falta más de 20 colinas como ésta.