Los “jardines desafiantes” (Defiant gardens) son aquellos jardines creados en tiempos oscuros, cuando los hombres se aferran a un pequeño rincón donde cuidar sus plantas y olvidarse de todo lo demás. En las trincheras de la I Guerra Mundial, por ejemplo, en el gueto de Varsovia o en los campos de concentración nazis, siempre hubo alguien que encontró la manera de cuidar aunque sólo fuera una pequeña planta.
El profesor de la Universidad de Oregón, Kenneth Helphand, ha recopilado los casos más llamativos en un libro y sigue recogiendo otros en su página web. La imagen de la izquierda, por ejemplo, fue tomada durante la guerra de Vietnam por el soldado Bill Beardall, quien describía su jardín en una carta:
“Tenía un efecto relajante sobre mí regresar a los barracones después de pilotar todo el día y encontrar aquel pequeño rincón verde creciendo en la puerta (…) Por pequeño que fuera, se trataba de mi oasis. Muchos días, a media tarde, solía sentarme en la entrada y tomaba algo mientras veía el sol esconderse por el oeste. Escuchaba los helicópteros y el sonido de la artillería en la distancia. No he olvidado casi nada de aquella guerra, y mucho menos aquel oasis”.
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